Imitar el modelo
alimentario de una persona celíaca sin serlo es la última novedad para
perder peso. Aunque es posible vivir y comer de forma equilibrada sin
gluten, los expertos advierten de que este método puede inducir a
suprimir alimentos básicos de la dieta diaria como el pan.
Fuente: Noticia publicada en: Diario La Razón/ Alimentación
13 Octubre 12
-
- Beatriz Muñoz
Entre las miles de estridencias que existen para
adelgazar, ahora se ha sumado consumir productos sin gluten, los que se
comercializan para la gente a la que, previamente, se le ha
diagnosticado la celiaquía. Mientras que de los 600.000 afectados que
existen en la actualidad, el 80 por ciento está sin diagnosticar debido,
en muchas ocasiones, a la existencia de síntomas atípicos que
dificultan su detección, en nuestro país cada vez son más lo que se
apuntan a la moda «sin gluten». Mientras que para los afectados comer
este tipo de productos les facilita hacer una dieta lo más «normal»
posible, para los que no sufren las limitaciones de la intolerancia han
encontrado en la dieta sin gluten el secreto para luchar contra los
kilos de más.
«Quizá porque llevan en su descripción la mágica palabra “sin” que
indica que uno de sus componentes nutricionales se ha suprimido o por
ser un alimento dietético que muchas veces se confunde con alimento
ligero o hipocalórico, muchas personas creen que existen notables
diferencias nutricionales y energéticas entre un alimento sin gluten y
otro que contenga trigo, avena, cebada o centeno», matiza la doctora
Avelina Acebal, médico de Familia y Nutricionista del Hospital USP San
Camilo de Madrid.
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Frente a otras dietas «milagro» en las que se suprime siempre algún
alimento esencial, las personas que deciden imitar la vida de un celíaco
deben, al menos, contar el asesoramiento de un especialista. A este
respecto, Marta Teruel, gerente de la Federación de Asociaciones de
Celíacos de España (FACE), advierte de que «no hay estudios científicos
que avalen que una dieta para adelgazar sin gluten tenga más éxito
frente a una con gluten y cuando una persona quiere realizar un régimen
para adelgazar debe consultar con un nutricionista para que sea
personalizado y adaptado. En el caso de los productos que se elaboran
para este colectivo, como pastas, pizzas, panes, galletas, no contienen
gluten, pero deben estar controlados en una dieta para adelgazar porque
la mayoría contienen, principalmente, hidratos de carbono y éstos
tienen que estar contabilizados».
Precisamente, la doctora Olga Sánchez-Vilar Burdiel, endocrina del
Hospital Capio Fundación Jiménez Díaz aclara que «el gluten es una
proteína de origen vegetal presente, entre otros, en cereales empleados
en la fabricación de productos farináceos, que a su vez son las
principales fuentes de hidratos de carbono de la dieta. El gluten por sí
mismo no es imprescindible para la vida, pero sí lo son los
carbohidratos. Las personas que padecen enfermedad celíaca y quienes
realizan dietas sin gluten no tienen por qué presentar deficiencias
nutricionales si sustituyen los productos con gluten por productos sin
gluten equivalentes en hidratos de carbono y mantienen una dieta
equilibrada».
Quizás, una de las razones que, según Giuseppe Russolillo, presidente de
la Asociación Española de Dietistas y Nutricionistas (AEDN), puede
llevar a comer sin gluten reside en que «hay un porcentaje de la
población que es celíaca y no lo sabe y, cuando dejan de tomar gluten se
sienten mejor». Y es que, «el seis por ciento de la población padece
sensibilidad al gluten y los que sufren la intolerancia absoluta llegan
al medio millón, por lo que ambas cifras son razones suficientes para
invitar a la población a mirarse», advierte el doctor Gonzalo Guerra
Flecha del Centro Médico-Quirúrgico de Enfermedades Digestivas (CMED).
Con este tipo de modas, «al final se eliminan alimentos principales de
la dieta como el pan. Mientras que un celíaco sí está concienciado de
que va a comer pan sin gluten, el que quiera perder peso lo acabará
eliminando y con él y una serie de hábitos saludables como, por ejemplo,
tomarlo con aceite de oliva», afirma Russolillo.
Falsa creencia
Existe la creencia errónea por parte de los seguidores de esta dieta de
que los alimentos sin gluten poseen menos calorías que los que lo
contienen. «Si bien en estos productos se ha extraído un componente
nutritivo como es el gluten, se utiliza un cereal en reemplazo que
aporta hidratos complejos y proteínas vegetales. Así, entre un alimento
sin gluten y otro que lo lleva, no hay notables diferencias
energéticas», sostiene Acebal. Incluso, algunos de los productos que se
comercializan para celíacos pueden contener en su composición más grasa,
azúcar e hidratos de carbono que los tradicionales. «Antiguamente
podían encontrarse productos, sobre todo bizcochos, bollería, que eran
muy grasos porque los cereales que se utilizaban para realizar productos
sin gluten no eran mezclas adecuadas o no había la diversidad y novedad
que hay hoy en día en la industria agroalimentaria –se pueden encontrar
productos que usan mezclas de cereales sin gluten que contengan quinoa o
amaranto–. El gluten es muy importante tecnológicamente hablando, ya
que forma parte de productos de panadería y bollería y, en algunos
casos, se debe reemplazar por otros ingredientes», afirma Teruel.
Aunque es posible vivir sin gluten, no hay que olvidar, según
Russolillo, «que se trata de una sustancia que, naturalmente está en el
trigo y que para obtener un producto que no lo lleve hay que
manipularlo, por lo que habría que preguntarse si queremos vivir con
productos manipulados o tomarlos tal y como los produce la naturaleza,
sobre todo cuando no hay una enfermedad celíaca o sensibilidad al gluten
que lo impida». Pero todavía hay más. «Al consumir productos sin
gluten, –continúa el experto– sus propiedades organolépticas no son tan
buenas por lo que se acaba comiendo menos y, por tanto, se adelgaza pero
no porque se coma sin gluten, sino porque con esta modificación de
hábitos dietéticos se acaba comiendo menos».
Más caros
Incluir en la dieta diaria estos productos sin necesidad médica puede
desequilibrar el presupuesto familiar. Según el informe de precios
realizado por este año por FACE, «se ha visto que una familia con un
celíaco entre sus miembros, tomando como base una dieta de 2000 a 2300
calorías, puede incrementar su gasto de la cesta de la compra en casi
31,77 euros a la semana, lo que significa un aumento de unos 127,10
euros al mes, y de 1.525,18 euros al año, sobre otra familia que no
cuente con ningún celíaco entre sus miembros», concluye Teruel.